El simple regocijo de escuchar las vastas líneas de composición de nuestro canario del monte forma por sí sola una poderosa razón para adentrarnos por los caminos del Roque Bentayga, incluido en el edificio natural y central de Gran Canaria. El Roque Bentayga es parte de la Reserva de La Biosfera, arqueología, etnografía y paisaje cultural construidos con el pico y la pala de la historia insular. Existe en el lugar unos extendidos y primorosos barrancos, donde el léxico musical ancestral y la construcción creativa configuran un estilo muy bien definido y magistral a nuestro cantor, que fecundan incesantemente la compleja partitura del Serinus en libertad. Paisajes poéticos se articulan sobre sólidos y rigurosos acordes definitorios que están a años luz de los contenedores limitados que representan cualquier código de canto, sustentados estos últimos en una complejidad carente de naturalidad.
Estos canarios del monte fueron llevados a las casas donde destacados canaricultores comprometidos, sobresalientes músicos, moldearon su canción. Los canaricultores son hombres y mujeres comprometidos con el Serinus canaria, con su medio natural, con su historia, con su tierra, con otros canaricultores. Todo es compromiso, palabras y objetivos orientados a la mejora de la partitura doméstica. En este sentido nuestros trabajos deben erigirse como prueba de un ideario que sirva de referencia para muchos, entre los que naturalmente me incluyo. El compromiso demanda una toma de posición concreta frente a lo que construimos y contemplamos, nada es superficial, si necesitado de cordialidad, de puentes.
Cada criadero debe ser un intencionado ejercicio de militancia al canto, a la persecución de la belleza musical que es la que debe ocupar el primer plano y no así las cuestiones políticas, porque no es así y porque no puede seguir siendo así. La validez de la obra que nos convoca radica en su infinita capacidad musical y en como es capaz, además de deleitarnos, de movilizarnos, de hacernos partícipes como criadores de la cotidianeidad de su composición, si no fuera así, no presidiría el Serinus canaria, el canario del monte, este templo insular labrado de naturalidad exquisita. Eterno el compositor isleño, protagonista de diálogos, de debates, de ansiadas ideas transparentes con las que deben fraguarse todos los pensamientos que han de conducirnos a lo mejor posible.
Escribir comentario