En el justo momento en que un criador da por clausurada su afición, cierra las puertas también a la pasión, a la música, a las misteriosas combinaciones perdidas ahora y ya para siempre en las voladeras de los proyectos y de los sueños...
Cuando definitivamente la puerta del aviario se cierra, los cantos y sus destellos se apagan eternamente en la distancia. Lejanas composiciones que fueron desgranando emotivos giros. Trajines ocultos, prometedores augurios... armonías hoy en día para siempre silenciadas. Secretos artesanales confesados a medias. Inexploradas maravillas caudalosas, oleadas de voces que pedían cantar.
Quién recuerda los tiempos de las grandes tardes de verano, a las horas en las que nos visitaba la brisa tardecina que llegaba enardeciendo los jaulones de insaciables murmullos, canciones que emborrachaban de luminosidad aun mas las voladeras. Notas musicales compañeras de voces que no se acababan nunca.
Gracias por tanta dedicación. Maestro, seguiremos contando con usted, siempre!
Gran Canaria
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